CIUDAD DE MÉXICO, 06 de agosto, (CDMX MAGACÍN). –En la Universidad de la Salud (UNISA) se preparan a las nuevas enfermeras y médicos comunitarios para reforzar el sistema nacional de salud
Hoy la UNISA atraviesa por una etapa de incertidumbre académica y administrativa, la dirección ha utilizado las plazas docentes para labores administrativas y se han sobresaturado las labores de los profesores.
Esto ha generado malestar en el estudiantado y en los docentes. y en la asamblea general de estudiantes se acordó celebrar un paro indefinido que tiene como objetivo primordial crear mejores condiciones académicas para la formación profesional de los futuros médicos y enfermeros comunitarios.
Los estudiantes hemos agotado todas las instancias de diálogo con la autoridad para abordar estos temas, sin embargo, la directora de la UNISA Lilia Elena Monroy Ramírez, se ha negado rotundamente a establecer comunicación con la comunidad universitaria.
En lugar de dialogar, la Dra. Monroy Ramírez ha optado por contratar a Raúl Marroquín Morales y Armando Gutiérrez Escalante, a quienes los estudiantes señalan como los principales desestabilizadores y aliados de la directora. Ambos individuos, junto con el equipo jurídico de la universidad, se han dedicado a intimidar y amenazar a los estudiantes y a los docentes.
Los estudiantes exigimos un alto inmediato a las prácticas de hostigamiento y represión, y hacemos un llamado a la comunidad universitaria y a la sociedad en general para que se solidaricen con su causa. La lucha por una educación digna y condiciones laborales justas para los docentes.
Esta no es la primera vez que los estudiantes enfrentan una situación similar.
En febrero de este año, se realizó un paro en el que se llegó a un acuerdo que prometía mesas de diálogo con los estudiantes de medicina y enfermería. Sin embargo, a lo largo de ese periodo, las autoridades nunca cumplieron realmente con los compromisos establecidos.
Además, varios miembros del equipo de la doctora Lilia Elena Monroy Ramírez Arellano, muchos de ellos familiares directos o indirectos de ella, han sido señalados de hostigamiento y de ser «aviadores» de la actual administración. Un ejemplo de esto es el propio chofer de la Dra. Monroy Ramírez, quien figura en la nómina de la universidad sin desempeñar ningún cargo académico ni administrativo.
Los estudiantes hemos sido tolerantes hasta el límite, pero ya no estamos dispuestos a soportar más. Ya no estamos en el movimiento del 68, donde la represión era la respuesta común. Se supone que ahora vivimos bajo un Gobierno con rostro humano que escucha al trabajador y, sobre todo, al estudiante.
Sin embargo, en la Universidad de la Salud, parece que estas garantías no se cumplen bajo la dirección actual.
Los directivos, muchos con antecedentes en gobiernos panistas, han hecho de la universidad un experimento, olvidando que la universidad pertenece a los académicos y a los estudiantes, no a ellos.
Exigimos nuestro derecho a la libertad de expresión y a la protesta dentro de nuestra universidad.
No permitiremos que personas no gratas continúen apoderándose y corrompiendo nuestra amada institución.